

Octavio César Augusto
Muy Ilustre Cabildo de Nª Sra. la Virgen de la Amargura. Paso Blanco. | |
Grupo: | Grupo de Roma. |
Personaje: | Octavio César Augusto. |
Objeto: | Quintiga. |
Imagen: | Su propio busto bordado en sedas. |
Autor: | Francisco Salinas. |
Primer desfile: | 1956. |
Ref. bíblica: | |
Nombre popular: | “Octavio” |
¿Qué representa?
Al decretar el censo, se convirtió en instrumento de Dios para que se cumpliese la profecía del nacimiento del Mesías en Belén.
Representa el momento histórico del nacimiento de Jesús, cuando comienza todo el proceso histórico descrito en este grupo. Hijo adoptivo y heredero de Julio César, consiguió imponerse a su rival Marco Antonio aprovechando el periodo de confusión que acarreó la formación del segundo triunvirato.
Progresivamente, fue asumiendo todas las magistraturas romanas, hasta crear un nuevo sistema político, «el principado», cuya base era su propia persona, dando así inicio a la época imperial. Bajo su gobierno florecieron la cultura y las artes.
Es en 2013 cuando se cambia el manto clásico de este emperador por el actual que aparece con el busto del emperador, imagen prestada por D. Agustín Aragón Villodre, ex presidente del Paso.
Introducción histórica
1956. Primera aparición de este gobernante romano.
1957. Fecha de la presentación del manto de este personaje en terciopelo verde.
1996. Marcha sobre quintiga desde 1996 aunque su primera aparición data de 1956 y luce manto verde (realizado en 1957) con su busto en sedas. Dirección artística de Francisco Salinas en 1959.
2013. Se sustituye el manto que se utilizaba hasta este momento por el actual donde se observa la efigie del emperador Octavio (Imagen prestada por D. Agustín Aragón Villodre, ex presidente de la Cofradía).
Breve biografía
Cayo Octavio Turino (Gaius Octavius Thurinus) César Augusto (Roma, 23 de septiembre de 63 a. de C. – Nola-Nápoles, 19 de agosto de 14 d. de C.). Se conoció con el paso del tiempo como Octavio (del 63 al 44 a. de C.), como Octaviano (del 44 al 27 a. de C.) y como Augusto (dese el 27 a. de C. hasta su muerte, en 14 d. de C.) (Manzanera, 2018). Nacido en Roma, bajo el consulado de Cicerón y Antonio frente al monte Palatino, en un paraje conocido como “cabeza de buey” en el seno de una familia senatorial de segundo orden e hijo de una sobrina de César, (Manzanera, 2018) quien jugó un papel importante en su educación y permitió acompañarle en algunos de sus viajes. El propio Augusto se enteró estando en Apolonia, donde estudió las letras, del magnicidio de los idus de marzo y de la publicación del testamento de César donde se anunciaba su adopción y designación como sucesor del dictador. Aunque su tío Marcio Filipo trató de disuadirle, aceptó el cargo. Se alió con antiguos colaboradores de su tío, especialmente con Marco Antonio y Lépido. Octavio aumentó su odio hacia Marco Antonio cuando provocó la muerte de Cicerón, suceso que Octavio no pudo impedir debido a la situación en la que se encontraba en esa época de su vida.
Batalla de Mutina (Actual Módena)
Participó en la guerra contra Bruto y resultó victorioso en Mutina (21 de abril de 43 a. de C.). Disputada entres las fuerzas leales al Senado bojo los cónsules Cayo Vibio Pansa y Aulo Hirtio, apoyado por las legiones de Octavio César y Marco Antonio contra Décimo Bruto, uno de los asesinos de Julio César que defendía la ciudad de Mutina (Módena) en la Galia Cisalpina.
El 19 de agosto de 43 consiguió ser nombrado cónsul alterando la legalidad vigente que imponía la edad de 39 a 43 años para poder desempeñar ese cargo. Él se había adelantado 20 años y tenía sólo 20 (Augusta, 2014). Su colega consular Quinto Pedio consiguió una ley que establecía un tribunal especial para los asesinos de Julio César, su antecesor. El sol de la dinastía Julia volvía a brillar sobre Roma.
Tras esto, y tras alcanzar compromisos con los dos colaboradores citados, Marco Antonio y Lépido, consiguieron los tres amplios poderes ejecutivos y un reparto del imperio, en el que Augusto obtuvo África, Sicilia y Cerdeña. Demostró gran talento político aunque nunca fue un buen militar. De hecho, algunos triunfos que se le atribuyen fueron conseguidos por Marco Antonio como fue la Batalla de Filipos.
Batalla de Filipos (Macedonia)
(Octubre de 42 a. de C.) . Algo parecido ocurriría posteriormente con su gran amigo el general Marco Agripa quien le ayudaría a combatir a sus antiguos aliados. Agripa estaba siempre cuando se le necesitaba pero los éxitos se le atribuían a Augusto.
Batalla de Perusa (actual Peruggia)
Fue por la batalla que tuvo lugar en Perusa entre el 41 y el 40 por lo que Augusto y Antonio entraron de nuevo en conflicto, una guerra civil entre facciones de la República romana, que le enfrentó a Lucio Antonio y Fulvia con el apoyo de Marco Antonio; pero la renovación por cinco años del pacto con Antonio y la caída de Lépido contribuyeron a la victoria de Augusto, que en el 36 era la autoridad indiscutible de las provincias occidentales.
Guerra de Nauloque (Sicilia)
Estalla la guerra de Sicilia (36 a. de C.) contra Sexto Pompeyo, hijo de Pompeyo el grande, que fue larga e interrumpida varias veces tanto para reparar pérdidas que le ocasionaron dos naufragios como para calmar a su pueblo. Fue durante esta guerra cuando se vio expuesto a los mayores peligros. Después de haber llevado sus tropas a Sicilia, él mismo fue a hacer que viniera el resto del ejército que se hallaba en Italia. De improviso se vio atacado por los lugartenientes de Pompeyo, y sólo a duras penas pudo salvarse con un solo navío.
Augusto dedica el tiempo siguiente en buenas obras dentro del imperio, fortalecer su posición en Italia, fundando colonias, tratando de normalizar la vida política, embelleciendo Roma. Esta tarea en clamoroso contraste con las aventuras de Marco Antonio y Cleopatra, incrementan en Roma el sentimiento de unidad y Augusto se gana el favor del senado. Tras todos estos hechos y la deslealtad de Antonio con Octavia, su mujer, hicieron que cuando se cumplió el plazo del acuerdo del poder compartido, ninguno de los bandos licenció sus tropas sino que las prepararon para una guerra inevitable que se declaró únicamente contra Cleopatra.
Entretanto, muchas ciudades del imperio le declaraban su lealtad a Augusto lo que venía a ser una declaración de aceptación a lo que vendría a ser el nuevo principado. Augusto siguió, no obstante siendo cónsul hasta el año 23.
Batalla de Actium
Venció a Marco Antonio y Cleopatra en la batalla de Actium (2 de septiembre de 31 a. de C.). Esta batalla sería un buen ejemplo de lo anteriormente expuesto: según las malas lenguas, Augusto se mareó en la cubierta del barco y fue Agripa quien hubo de actuar en solitario para derrotarlos. Esta acción dio a Roma el control de todo el Mediterráneo.
Se trasladó a Samos para establecer sus cuarteles de invierno; allí supo de los soldados que había enviado a Brindis después de la victoria se habían sublevado y pedían su salario y recompensas. Augusto tomo el camino y tras varias luchas contra tempestades donde parte de las naves ligeras que formaban parte de su flota se hundieron cerca del Peloponeso, la suya perdió los aparejos y el timón. Llegado a Brindis, estuvo en esta ciudad un periodo de veintisiete días, justo lo que se tardó en reparar la flota. Se dirigió de nuevo a Egipto y sitió Alejandría donde se encontraban Marco Antonio y Cleopatra.
Tras la muerte, suicidio, de ambos Egipto pasó a ser una provincia de Roma. Ordenó que sus soldados limpiaran los canales abiertos para recibir las inundaciones del Nilo. Hizo edificar Nicópolis. Ensanchó el antiguo templo de Apolo. Y el sitio donde había acampado con su ejército de tierra fue consagrado a Marte y Neptuno. Fue en el año 30 cuando se podía dar por terminado el inicio del dominio sobre Egipto, sus riquezas y su potencial agrícola. Celebró el triunfo, cerró el templo de Jano, gesto altamente simbólico y el nuevo régimen comenzó su andadura con un recuento de sus súbditos. (Censo del 28).
A partir de este tiempo, Augusto no sólo se iba autorrenovando el cargo de cónsul sino que de vez en cuando se autoproclamaba algún poder que añadir a su lista. Así, en este año se proclamó Augustus (título religioso de reflejaba su misión divina) y Princeps Senatus (el primero de los senadores” (Ruiza, Fernández, & Tamaro, 2004).
Reformó el senado, revitalizó viejas devociones religiosas y una persistente propaganda basada en la presentación de Augusto como vencedor, pacificador y defensor de las tradiciones romanas, que se extendió a toda Italia. El único escollo del plan era como restaurar la más tradicional de las tradiciones, sin que ello supusiera la renuncia de Augusto a su poder.
La solución llegó cuando Augusto devolvió el Estado al Senado y Pueblo de Roma (S.P.Q.R.) el 13 de enero del 27, manteniendo solamente sus poderes consulares, normales y las provincias de Hispania Galia y Siria, s (Ruiza, Fernández, & Tamaro, 2004)e nombró Imperator Proconsulare lo que le otorgaba poderes militares (además de Egipto, que la consideraba de su propiedad personal) por diez años.
Formalmente, la República volvía a existir, sus ritos de reparto de poderes podían llevarse a cabo anualmente y sus magistrados ejercer el “imperium” como antaño; pero el verdadero poder residía en Augusto, cuyo dinero, mando militar y prestigio moral lo situaban por encima de la República y sus avatares. Este culto a la persona de Augusto pronto se asoció al de Roma. Pero no todo iba a ser bueno.
En el año 25 Augusto sufre una gravísima enfermedad.
En el 23 se proclama Tribuno Vitalicio con poder de veto sobre las decisiones de los magistrados. Se descubre la conjura de Murena y muere repentinamente Marcelo, yerno de Augusto y pretendido sucesor, era el marido de su hija Julia la Mayor a quien casó posteriormente con su amigo Agripa.
En años posteriores, Augusto fue desprendiéndose del poder mediante la renuncia a la dictadura y la transferencia de algunas provincias al Senado mientras aceptaba puestos honoríficos pero dotados de enorme virtualidad política. Un aspecto muy interesante de la personalidad de Augusto es su afán moralizante, imponiendo leyes contra el adulterio y el lujo excesivo, regulando los matrimonios y favoreciendo la natalidad. Históricamente es conocida su austeridad a la hora de comer. No gustaba ni de excesos ni de comidas que no fueran de lo más sencillo, hasta rallando lo vulgar. Sí tenía el defecto de comer con desorden; no respetaba las horas de comer y comía cuando le apetecía. Muy sobrio con el alcohol. Prácticamente no bebía vino. Residía en una casa modesta en el Palatino y con mobiliario muy sencillo ya que detestaba las lujosas villas de la Campiña romana.
Durante 19 se nombra Cónsul Vitalicio y Prefecto de las Costumbres. Llegó a hablarse de un complot de Livia para que llegara al poder Tiberio y no parece descabellado, de hecho, otro posible sucesor, Germánico, sobrino de Tiberio, también fue envenenado en siria en durante este año.
En el año 12 se proclama Gran Pontífice o, lo que es lo mismo, máximo jefe religioso del imperio.
Su último título auto asignado fue el de Padre de la Patria. Con el paso del tiempo, los mejores colaboradores de Augusto habían muerto y el propio emperador envejecía. A muerte de Agripa, su amigo y yerno, volvió a casar a su hija Julia la Mayor con Tiberio, hijo mayor de su esposa Livia. La muerte prematura de Lucio y Cayo (2 y 4 d. de C.), forzaron a Augusto a decidirse por Tiberio.
Reguló los “ordines”, la concesión de la ciudadanía a nuevos ciudadanos, el procedimiento de elección de los magistrados, el licenciamiento de los militares y los privilegios de Italia. Los años finales de Augusto vieron la necesidad de abandonar Germania, la anexión de Judea como provincia y la rebelión de Panionia, a la vez que se renovaban los poderes de Tiberio. Teniendo listo su mausoleo desde hacía muchísimos años, Augusto depositó su testamento en el Templo de las Vestales en 13 d. de C. y murió en Nola (Actual Campania) en Agosto de 14. Al conocer la noticia de su muerte, el Senado decidió incluir el nombre de Augusto entre el de los dioses. Nada parece poder borrar el legado del primer emperador romano. Tanto es así que, cuando el último emperador, Rómulo Augústulo, abdicó en 476, su nombre pasó a ser el de un mes, Agosto.
Bibliografía:
- «Batalla de Mutina. (s.f.). Recuperado el 1 de Mayo de 2020, de https://es.qwe.wiki/wiki/Battle_of_Mutina
- «Guerra de Sicilia». (s.f.). Recuperado el 1 de Mayo de 2020, de https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Sicilia
- Augusta, L. (6 de Abril de 2014). «Augusto y Cicerón». Recuperado el 4 de Mayo de 2020, de http://augusto-imperator.blogspot.com/2014/04/augusto-y-ciceron.html
- García Sánchez, C. (s.f.). «Octavio Augusto, Cayo. Emperador de Roma (63 a. de C.-14 d. de C.)». Recuperado el 1 de Mayo de 2020, de http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=octavio-augusto-cayo-emperador-de-roma
- Manzanera, L. (2018). «La importancia de llamarse Augusto. Octavio el creador del imperio». Muy Historia (100).
- Martínez-Pinna, J., Montero Herrero, S., & Gómez Pantoja, J. (2008). «Diccionario de personajes históricos griegos y romanos» (Segunda edición ed.). Pinto, Madrid, España: Editorial Itsmo, S.A.
- Ruiza, M., Fernández, T., & Tamaro, E. (2004). «Biografía de Octavio Augusto». En Biografías y vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Recuperado el 04 de Mayo de 2020, de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/augusto.htm
- Suetonio, C. (1966). «Vidas de los Césares» (Vol. 5). Madrid, Comunidad de Madrid, España: Ediciones Alonso.